Saturday, April 23, 2016

La Señora del PUN


Muchos y variopintos son los comentarios que han surgido a raíz del debate electoral, las declaraciones de la candidata presidencial del Partido de Unidad Nacional (PUN) sobre el tema que gobernaría primero con la biblia y luego con la constitución, en caso de que llegara a ocupar la  primera magistratura de la nación, lo que debe haber encrespado la sensibilidad de uno o  más de sus seguidores.  Muchas de estas críticas fueron sinónimos de crueles sarcasmos.
Esta insigne dama (la cual no tengo el gusto de conocer) no me cabe la menor duda que hizo sus intrincados razonamientos plagada de las mejores intenciones.   Sin embargo, a mi humilde entender cometió un error al realizar con tanto brío y denuedo confundir el proselitismo político con la acción evangelizadora. 
Desgraciadamente, no es menester de los políticos  evangelizar y la tribuna proselitista no tiene olor a sacristía.  Cuando se traspasa esas insoslayables y palmarias fronteras entre religión, política, filología y filosofía  se arma una tolvanera que es difícil salir sin recibir alguna herida.
La filosofía es clave para entender la política.  La filosofía es el amor a la sabiduría, a lo sofista.  El medio de expresar las ideas  de un político es el lenguaje por eso hay que conocer la filología.   Un filósofo siempre es un filólogo y al final cada uno de nosotros queramos o no somos políticos porque el hombre es un animal racional y expresar nuestras ideas nos obliga a socializar con los semejantes.  En fin, no podemos vivir aislados porque nacimos en la polis.
Con mejor donaire hubiese salido de ese escenario, si sus reflexiones se hubiesen centrado en explicar sus proyectos basados en la lógica de lo que para Aristóteles era el sentido del pudor, la moral y el respeto, es decir, el derecho de reconocer la humanidad de los otros,  de no tratar al ser de una forma coactivamente instrumental  y  combinar esta razón con el área del derecho comprendida como la institución formal (el orden jurídico)  de lo que le corresponde a cada uno y el conjunto de garantías que aseguran su protección.   Ese solo enfoque desde el punto de vista  de ese viejo que no se reía, nacido en Estagira y que solo le gustaba enseñar en las mañanas caminando por los jardines (peripatos) mientras era seguido por sus alumnos (los peripatéticos), le hubiese sido suficiente para salir airosa  y despedirse sin reproches a la señora del PUN.

Saturday, April 2, 2016

Gracias mis amigos los clásicos.


Viejos  son, pero no cansan.   Así son los clásicos que siguen pregonando con dulces delirios, de esos versos, que no tienen edad pero que son eternos y son aplicables a las coyunturas del pasado, hoy y siempre.  En los últimos veinte años ha habido un interés creciente por los clásicos.  La mayor parte de los temas considerados centrales en la teoría social contemporánea han sido reexaminados bajo enfoques analíticos y conceptuales clásicos.

El hecho de que  un determinado grupo de teorías fuese desarrollado mucho tiempo atrás no significa necesariamente  que hayan sido superadas.  ¿Quién y con qué criterio determina donde finaliza y comienza el pasado y el presente?  En el caso de las ciencias sociales es difícil decir que los clásicos sean parte del pasado basándonos exclusivamente  en un criterio cronológico-formal.  Es más, ese pasado no está muerto, pues ni siquiera es pasado aún.

Es por esta razón y no por otra, que en los clásicos podemos encontrar ese manantial de sabiduría que  puede utilizarse como código para descifrar y que es aplicable a los acontecimientos de la modernidad, que arrojan la claridad para poder comprender los cimientos de los actuales sucesos que confronta la sociedad moderna.    En fin, la historia no es más que una secuencia de hechos repetitivos que se van reproduciendo en distintos espectros de espacios y tiempos con  actores diferentes, variantes circunstanciales pero en un teatro que continúa siendo marcado por las mismas dimensiones humanas.  La historia siempre se hereda, decía con melancolía Varona, el cubano.
No obstante, existen corrientes de revoluciones científicas que con mucha frecuencia desafían preceptos disciplinarios bien establecidos y que provienen de pensadores que deambulan fuera de las fronteras normales de su campo de estudio.

En mi búsqueda de respuestas a las preguntas que me embarcaron a esta empresa, regresé a algunos de los textos clásicos que había leído muchos años antes durante mi primera juventud, pero por inexperiencia no supe valorar en su justa medida la riqueza de los contenidos  que tenía en mis manos.  Ahora cuando la vida comienza a cobrarme impuestos, he tenido que retomar a Mark y a Durkheim más cuidadosamente con cierta renuencia porque debo confesar que ya la sociedad me había contagiado con algunos de sus prejuicios.

Sin embargo, solo tuve que retomar un clásico –ya sea un texto o un autor- para revivir los fértiles sudores de esos que destila el pensamiento que  esta sociedad de consumo nos va cambiando para llevarnos como rebaños malolientes por los senderos de su conveniencia.  Por ejemplo:  Cervantes en la literatura española, Da Vinci, Velásquez y Rembrandt en pintura, Miguel Ángel y Rodin en escultura, Mozart y Bach en música, Lao-Tse y Confucio en filosofía china, Shakespeare en literatura inglesa, Kant y Hegel en filosofía alemana,  Aristóteles y Platón en teoría política.  Apelando a esta pléyade de pensadores fue que pude llenar el vacío de mi temor y reducir a claridad el caos de mi confusión.  Hoy me siento como el Tajo, que con su nacimiento en la sierra de Albarracín y después de recorrer 1007 kilómetros de caudal, muere en el Océano Atlántico en la Ciudad de Lisboa convirtiéndose en el rio más largo de la Península Ibérica. Con la imponencia de semejante obra de la naturaleza, de las misma forma se despejan mis dudas. Gracias mis amigos los clásicos!