Sunday, July 31, 2016

Reflexiones paternalistas.


Pienso que una de las funciones más delicadas a las que tuvo que enfrentarse Dios en su empresa fue saber acertar con buen tino la elección de sus colaboradores.  Nos narra el evangelio que en una pequeña ciudad de Galilea llamada Nazaret  a una virgen que tenía por esposo a un hombre de la casa de David, llamado José.   Habiendo entrado el Ángel en su casa le dijo:   “Dios te salve, llena eres de gracia; el Señor es contigo y bendita tu eres entre las mujeres.  Darás al mundo un hijo a quien pondrás por nombre Jesús.   A lo que la humilde virgen respondió:  Hé aquí la sierva del Señor: cúmplase en mí su voluntad,  según tus palabras.  El Ángel se separó entonces de ella y el Hombre-Dios se formó entonces por el Espíritu Santo en el casto seno de María.  Lo que describo está sometido a exégesis.

Lo que quiero llamar la atención, en ocasión de la celebración del Día del Padre  -una verdad tan de bulto, tan axiomáticamente obvia-  es la responsabilidad que recayó sobre los hombros de José cuando se le confirió la protección tanto de la Virgen María como también la del hijo de Dios.   Es de tanta magnitud y transcendencia lo que antes describo que considero que la figura de San José ha sido soterrada,  quien asumió una actitud proteccionista sobre todo ante la defensa del Salvador para que Herodes, quien unía la crueldad del tigre y la astucia de la vulpeja, había resuelto deshacerse del nuevo Rey y no pudiese lograr su cruel propósito.   Todas las calamidades y sacrificios por las que pasó José protegiendo a Jesús y a María le deben de dar el fecundo adjetivo de lo que es un verdadero padre

Haciendo un poco de psicólogo, como quien pretende poner  una pica en Flandes, sobre el arquetipo del padre dominicano sostengo, lo primero es que solo ven a la mujer como objeto de deseo.  Es la mujer dominicana la que queda abandonada a su suerte junto a su prole porque la  República Dominicana  ha sido siempre un país de hombres fugitivos, de padres que abandonan a sus hijos y que no se hacen cargo de nada porque se amarran a la incansable carrera del potro del alcohol.    Parecería que este es un problema latinoamericano.   El Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, afirmaba que para los mexicanos, es mucho más interesante y significativo tener una buena relación con la madre que con el padre, porque ella simboliza la subsistencia.

No obstante, me pregunto: ¿Es que el hombre dominicano se aclimató a la pigricia o es que la sociedad de los opulentos se ciñe un corpiño de encajes a la delicada y blanca garganta de una bella dama sin importar la suerte que corren los de abajo, los desheredados de la fortuna o los hombres de a pie?  Con esta pregunta quiero aclarar: Yo en esto hago mía la divisa de Andes Maurois: ni opongo ni propongo: simplemente, expongo.

Ahora bien, si estimo con toda sinceridad que la falta de oportunidades que existe en nuestra sociedad es por mucho la causante del paternalismo irresponsable y que hay gentes, que anclados en sus treces, piensan que la riqueza es una característica absoluta de un grupito de bienhallados que no conlleva ningún tipo de responsabilidad social.

Tuesday, July 26, 2016

El honor en una sociedad con moralina.


La historia de la Revolución Francesa está llena, colmada de esos coloridos episodios, como lo demuestra la biografía de Mirabeau, unos forjados, otros hijos de la demagogia y otros productos de la ignorancia incluso de gente de abolengo como lo era Noailles.

Es de todos bien sabido, que muchas de nuestras actuales costumbres nos vienen como herencia de las sociedades europeas, sobre todo por esa xenofilia inveterada de nuestros ancestros.  De las diversas relaciones que el hombre establece con sus congéneres en virtud de las cuales estos depositan en aquel su confianza, formándose de él una buena opinión, surgen varias clases de honor.  En primer lugar, podemos mencionar el honor burgués, en segundo lugar el honor del cargo que obliga los compromisos adquiridos y por último el honor al comportamiento sexual.  El honor burgués se basa en la suposición de que respetaremos incondicionalmente los derechos ajenos y que jamás recurriéremos al empleo de medios injustos o ilícitos en nuestro beneficio.  Solo se pierde a consecuencia de un único hecho que atente de forma evidente contra él.   Una condena criminal que sea justa.  El honor perdido es irrecuperable, a menos que su pérdida se deba a un error, como la calumnia o la falsa apariencia.  Por eso existen leyes contra la calumnia, los pasquines y contra la injuria.  Muy bien lo expresaban los griegos: “El insulto es una calumnia breve”, expresión que, sin embargo, no aparece en lugar alguno.  Quien insulta demuestra que no tiene nada real y verdadero que aducir contra el otro, pues de ser así, lo enunciaría mediante premisas y dejaría la conclusión a cargo de los oyentes; mas en lugar de hacerlo así, muestra la conclusión y adeuda las premisas.

Solo mediante la calumnia es posible un ataque al honor desde fuera; el único medio para defenderlo es la refutación acompañada de la publicidad necesaria y  del desenmascaramiento del calumniador.  El honor de un joven es un crédito, sin embargo, el de los más ancianos puede comprobarse por sus actos que lo han confirmado a lo largo de su vida.  Es por eso que el respeto que los hombres sienten hacia los cabellos blancos sea algo innato, un sentimiento instintivo.  Solo los canallas de la peor laya pueden ignorar las venerables canas.

En relación al honor del cargo, no tendría yo otra cosa que decir que aquello que ya es conocido, cumplir con los compromisos adquiridos.    En cuanto al honor sexual, nuestra sociedad la ha dividido según su naturaleza, en masculino y femenino, y por ambas partes es un espíritu corporativo muy comprensible.  El segundo, es el más importante de los dos, porque en la vida femenina las relaciones sexuales poseen mayor importancia.  El honor femenino es, si se habla de una joven que aun no se ha entregado a ningún hombre y si se trata de una mujer casada, que solo se ha entregado a su marido.   La importancia de esta opinión descansa en lo siguiente: el sexo femenino exige y espera todo de un hombre, absolutamente todo cuanto desea y necesita, el masculino solo desea del otro, ante todo y directamente, una cosa.  A cambio de eso, al sexo masculino le toca encargarse del cuidado de todo, principalmente de velar por el bien de los hijos surgidos de la unión entre ambos.  Para que el pacto tenga vigencia, es necesario que el sexo femenino sea firme y demuestre un espíritu corporativo.  La mujer por su naturaleza necesita de la protección del hombre que gracia a la preponderancia de sus fuerzas corporales y espirituales se debería hallar en posesión de todos los bienes de la tierra.  La sociedad obliga al sexo femenino que vele por el espíritu corporativo de todos sus miembros.  En consecuencia, cualquier joven femenina que mediante una relación ilícita comete traición, es principalmente, por los miembros de su mismo sexo,  recibe un castigo moral porque al generalizarse su comportamiento estaría poniendo en peligro el bienestar del genero entero y con su ejemplo desengaña a los demás hombres al mostrarles el fracaso del pacto sobre el que descansa la salvación de todo el sexo femenino.   Que insulso anatema.  Lo que resulta curioso es que la Revolución Francesa –revolución burguesa, al cabo- al imponer por acción directa este tipo de axioma carga sobre la palabra “honor” en sentido general una moralina  sembrando valores carentes de justicia y promoviendo la desigualdad.

Saturday, July 23, 2016

Anatomía de un crimen.


La muerte, su fúnebre Majestad la muerte, ha entrado de improviso, sembrando a mansalva la angustia y la consternación, en todos los hogares de la vasta familia dominicana.   La enérgica protesta que brota con ímpetu del trasfondo de los espíritus, descansa en la convicción de un grupo  feminista que protestaron ayer frente al Palacio Nacional para llamar a exigirle al Senado de la República que restablezca la despenalización del aborto por causales y sin ninguna traba. 

La práctica del aborto, que para nadie es un secreto, se viene realizando a hurtadillas – a cencerros tapados- en cubiles “clínicos” de la periferia, no tenía el derecho de arrebatar tanta existencia en flor, a crear vacios imponderables –que luego mares de lagrimas no pueden llenar- en mozas que granaban al sol primaveral de las ilusiones.

Las causales siempre existirán porque hemos dilatado en dar una respuesta a una sentina de homicidas inescrupulosos, carentes de conciencia y de sensibilidad humana en una sociedad que los margina, que les deja sin oportunidades haciendo de la ociosidad la madre de todos los males.   Pero me pregunto: ¿Acaso es el aborto la respuesta a este mal social que nos ahoga?  ¿Es  el aborto la forma con que una madre debe enfrentar el misterio divino de traer al mundo una criatura con algún tipo de  diferencia que sus semejantes?  ¿Es el aborto la respuesta rápida que  debe asumir una madre al poner su vida en riesgo ante la acción  divina y sublime de la creación de la vida?  Todos los delitos que se oponen a la existencia, como son los homicidios de cualquier género, el genocidio, la eutanasia, el aborto o el mismo suicidio voluntario, todos ofenden la dignidad humana y ciertamente están en contradicción con el honor debido al creador.

Pero lo que más me hace enarcar las cejas, es el hecho que precisamente esta protesta venga de un grupo  feminista.  ¿Es ese el legado que dejara  Virginia Woolf o Clara Campoamor –la primera en el campo literario y la segunda en la política- cuando de una forma ineluctable enhestaron el pendón de la igualdad de los derechos de la mujer y el hombre? No.   ¿En qué parte de nuestro orden jurídico se le confiere el hombre el derecho de decidir a su voluntad sobre la vida de su prole y que la mujer quiere igualar?  En ninguna de sus partes.

Es como un leitmotif cada vez que surgen estos temas, la prohibición del uso de métodos anticonceptivos que enturbian las fuentes de la vida, fuentes que deben quedar siempre abiertas, sin que sea permitido sellarlas, como no sea utilizando  los procedimientos que aprovechan las disposiciones providenciales insertadas en la misma naturaleza y en la nativa estructuración biológica femenina.

Como siempre cuando se tocan estos temas aparecen un grupo de glosadores, habladores, gárrulos y farragosos que querrán que me ponga el nodal en el cuello.  Les respondo que no malbaraten inútilmente sus infecundos e inoperantes adjetivos porque de todos modos, en los momentos actuales es a la regla de oro de la prudencia a la cual hay que atenerse y acato.

Se detiene uno aquí y le salta a la mente la frase de Virgilio, el de “La Eneida”: repta el áspid entre las flores, latet anguis in herba.

Saturday, July 16, 2016

Terroristas Noúmenos.


Resalta, con fuerza de evidencia, el clima de inseguridad que vive el mundo que gradualmente y sin detenerse se va a la carrera formando.   Ningún país, por hermético y bien guardado en su intimidad, representa a lo que parece, obstáculos insalvables para el crimen osado e inescrupuloso de los terroristas.

Creo, muy humildemente, que un elemento para comprender la psicología de estos radícales yihadistas es por un momento calzarnos sus cáligas.    Decía Shopenhauer que  todo lo que hacemos como  todo lo que dejamos de hacer, tenemos en cuenta la opinión ajena y del temor a ella veremos surgir al menos la mitad de los desvelos y angustias que hayamos sufrido.   Y para ilustrar lo dicho por Shopenhauer, les relato un pasaje tomado del Times con fecha de 31 de marzo de 1846, acerca del informe exhaustivo sobre la  ejecución de un tal Thomas Wix, un artesano aprendiz que asesinó a su patrón por venganza:

“En la mañana del día señalado para la ejecución, el reverendo capellán de la prisión fue a reunirse previamente con el condenado.  Pero Wix, aunque se comportaba con tranquilidad, no mostraba ningún interés por sus exhortos, antes bien, su única preocupación parecía ser la de mostrar una extrema valentía ante la multitud que iba a presenciar su ignominioso fin.  Y lo consiguió.  Hallándose en el patio que debía cruzar para llegar hasta el patíbulo, elevado junto a la cárcel, dijo: ¡Pues bien, como decía el doctor Dodd, pronto conoceré el gran misterio!  Aunque tenía las manos atadas, subió las escaleras del cadalso sin ninguna ayuda; una vez allí, hizo unas reverencias a derecha e izquierda dirigidas a los espectadores,  a los que la multitud allí reunida correspondió en recompensa con ensordecedores muestras de aplauso y jubilo!”   Es decir, teniendo ante los ojos a la muerte no pensaba más que en la masa de papanatas congregados y en la opinión que iba a dejar en sus cabezas. 

Estos terroristas radicales sufren del síndrome Kantiano de los Noúmenos que se caracteriza entre otras cosas: La realidad está en si mimos, nunca los podremos conocer, son independientes de las masas, los conoceremos tal como se nos presenten, es decir, como “fenómenos” y toda causa tiene un efecto.

Donde les quiero conducir en este paseo, parecido al que Aristóteles hacia con sus alumnos los peripatéticos, es que el efecto publicitario -como resultado de la rapidez con que viaja la información- lejos de alertarnos sobre los peligros que acechan, lo que provoca   en la psicología de esos criminales es  una especie de placebo que los hace lucir ante la muchedumbre como famosos dignos de admiración e imitación.  Si no corregimos, mutatis mutandis, siempre habrá muchos seguidores de naturaleza levantisca, díscolos que buscarán asociarse e imitar la acción de estos extremistas como cuando los tirios  arremetían contra los troyanos.

Friday, July 1, 2016

La virtud de saber vivir.


Ha sostenido Bergson –con gran acopio de regocijantes y convincentes ejemplos- que la risa tiene su causa y raíz en el enérgico y violento contraste que crea la desproporción.   Tomo el concepto de sabiduría de la vida en el sentido de hacer de la vida lo más dichosa posible;  el método para lograrlo puede llamarse           “edemonología”: ciencia que trata de la existencia feliz.

Un gigante con atiplada voz de fémina histérica hace estallar al punto de los mecanismos psicológicos de la hilaridad.  Nos resulta cómico un buen hombre que a nivel de la calle, tocado de un bombín muy diesciochesco, con un cúmulo de libros bajo el brazo, se proclama, muy en serio y en carácter, Doctor de la Escuela Médica de París, ciudad que no ha visto ni en estampas.

En efecto, para el bienestar del hombre y su existencia, es más importante lo que está en su interior o lo que procede de él.  Aquí procede de manera directa su dicha o su desdicha.   De su interior viene su sentir, querer y pensar; mientras que todo lo que se sitúa fuera de él solo ejerce una influencia indirecta.

Es por esta razón y no por otra, que idénticos acontecimientos externos afecten de forma diferente a cada uno de nosotros.  El mundo en que se vive depende, ante todo, de la interpretación que se tenga de él, la cual es distinta según sea el enfoque de  las diferentes cabezas.  Se habla siempre y mucho que las cabezas de los hombres es como una casa de cristal.  Pero cuando nos asomamos comprobamos que son ciertamente cristales…..pero ahumados.

Nadie hubiera esperado, así de turbias andan las cosas, que en una comunidad como la nuestra, se hayan disparado los índices de suicidios, feminicidios y asesinatos de toda índole principalmente entre mozas núbiles, madres que se sienten descaminadas y sin brújulas que dejarían con pasmos a los profetas de catástrofes.   La psicología en este tipo de acontecimientos juega un papel importante.  Mientras, el melancólico ve una escena de tragedia donde el sanguíneo observa un conflicto interesante y el flemático algo sin importancia.

Sin embargo, tampoco deja de ser cierto que cada quien esta embutido de su conciencia como lo está en su piel y solo vive en ella y de que tan fuertes o sin moralina sean sus bridas.  En conclusión, todo esplendor y todo gozo reflejados en la conciencia de un necio resultan pobrísimos frente a la conciencia de un Cervantes cuando escribía Don Quijote encerrado en una incómoda prisión.  Por eso dice Goethe: “Pueblo, siervos y señores /proclaman a no dudar/ que la dicha mas cumplida/ de los hijos de la Tierra/ es la personalidad.