Sunday, August 21, 2016

Hojarasca.


La fe en lo moderno en lo que ella pueda realizar para el porvenir venturoso o desdichado de la humanidad ya no es posible enumerarla entre los sueños.    Continuar siguiendo porfiadamente  los tradicionalismos de nuestros abuelos para los jóvenes de hoy se ha convertido en una utopía.  ¿Qué es una utopía?  Le preguntaban a Quevedo y éste, jugando con la etimología del vocablo, -la u es privativa en griego; topos es sitio- contestaba con ironía: “no hay tal lugar”.

Los herederos de la estirpe de Adán  habían descubierto que los tiempos modernos encontraron en lo tradicional  un estado de descomposición, oxidado y enmohecido; por consecuencia había que construir un nuevo orden que brindara confianza, del que se pudiera depender, volviendo al mundo predecible y controlable.  Había que deshacerse del lastre que el viejo orden imponía a la modernidad.  Esto primordialmente, obligaba a que nos desprendiéramos de las obligaciones “irrelevantes” que se interponían en el camino del objetivo buscado; liberar la iniciativa comercial de los grilletes de las obligaciones con los mercados nacionales y la densa carga de los llamados deberes éticos.  Como dice Thomas Carlyle, de todos los vínculos que condicionan la reciprocidad humana y la mutua responsabilidad.  Solo había que conservar la responsabilidad que conllevaba el “nexo al dinero”.

El nuevo orden emergió de la disolución radical de aquellas amarras acusadas –justa o injustamente- de limitar la libertad individual de elegir y de actuar.  Había que destruir la rigidez del viejo orden y para ello era necesario entre otras cosas: la desregularización, la liberalización, la flexibilización, la crecientes corrientes de costumbres libertarias, la libertad de los mercados financieros, laboral, e inmobiliario, la disminución de las cargas impositivas intrafronterizas (tratados de libre comercio) y todo lo que conllevara a técnicas que permitieran que  los agentes libres no se comprometan entre sí, al contrario que se eludan en vez de reunirse como lo prueban obras muy recientes.   Entre los O’Onis se encuentran:  los separatistas que continúan desafiando la unidad de costumbres en las naciones ante la inacción de los Gobiernos, campañas proabortistas que tratan de intimidar a la Iglesia, una ideología de géneros que persigue a sus disidentes, millonarios que financian intervenciones en elecciones, empresas multinacionales que admiten estar detrás de la crisis de los refugiados, el problema del islam vinculado de manera absolutista con el terrorismo, la nomofobia (adicción al móvil), las pérdidas de soberanías y paremos de contar porque hay material para realizar una tesis de grado.

Con todo esto lo que quiero es hacerles reflexionar que existe un proyecto.  Un proyecto en marcha.  Un proyecto que consiste en la construcción de un nuevo orden mundial organizado, sobre un espacio político, económico y social sin barreras.  Este es un proyecto  liderado por ‘los pedagogos de la raza’ donde su enemigo es todo el que se resista a la implantación de ese nuevo orden.  Muchas veces me cuestiono:  ¿Para qué gastar prosa sobre las preocupaciones que me inspiran a realizar estos escritos, si los que viven en las proximidades del Potomac no cederán -ante el crecimiento en puntos- en sus diferentes dominios?   El temor reside en que, esta gobernanza mundial,  está abriendo un nuevo capítulo de sujeción económica para estos países nuestros.  El que quiera tener una impresión que le hiera con viveza la imaginación de las consecuencias de la situación creada por este tipo de relaciones que se deleite leyendo la sabrosa novelita de Gabriel García Márquez, “Hojarasca”.  Es dentro de este nuevo estado de situaciones que  se aprovechan las consabidas aves de rapiña para expoliarnos a su placer, acumulando ellos más riquezas sin que nosotros nos levantemos un ápice del abatimiento de nuestra secular miseria.

Friday, August 5, 2016

El antiguo sabio.


“Francia está enferma de verbalismo”, decía en sus días Andres Gide.  Nosotros también igual que los franceses en la época de Gide, nos estamos intoxicando con el narcótico de las palabras.  Nos hemos vuelto habladores, gárrulos, farragosos.    Desde que rompe el alba hasta que se apaga el sol, se nos entran por los ojos y los oídos, como Pedro por su casa, un sinnúmero de opiniones, de retos, desafíos, insultos y provocaciones en el que el pensamiento naufraga en un mar de vocablos admonitorios que atentan contra el honor del agraviado.

Es increíble el desenfado con que nos regodeamos al herir al semejante, empleando términos y actuaciones cargados de fatídicos alientos proféticos, de amenazas, cargados de un barroquismo desatado que testimonia en contra de la seriedad y el honor de los hombres.

Que los antiguos se hallaban libres de este prejuicio nos lo confirman la cantidad de testimonios que se han conservado.  Cuando por ejemplo, un caudillo teutón retó a Marius a un combate singular, este héroe le respondió que si estaba harto de la vida, “podía ahorcarse”.  No obstante le ofreció un hábil gladiador por si quería enzarzarse con él.

En Plutarco leemos que el almirante Euribíades, en disputa con Temístocles, alzó el bastón de mando para pegarle; sin embargo, este último no sacó su espada; antes bien, parece que exclamó: “¡Pégame pero escúchame!”

Sócrates, en el curso de sus múltiples discusiones, era objeto de malos tratos, que él encaraba con tranquilidad.  Cierta vez alguien le propinó una patada, pero él se lo tomó con paciencia y dijo a quien se maravillaba de su actitud: “Entonces, ¿tendría que denunciar a un asno que me hubiese dado una coz?” En otra ocasión, cuando le dijeron: “¿Te insultan y no te incomoda?”, su respuesta fue: “No, pues lo que dice no tiene que ver conmigo”.  ¡Sí!----me dirán ustedes---; ¡pero ellos eran sabios!  Entonces ¿es que nosotros somos necios?  De acuerdo.  La clave de estos sabios era: “A palabras necias, oídos de mercader”.

Lo que esta consabido, es que anteriormente se podía recibir un golpe en la cara como lo que era: un pequeño perjuicio físico,  mientras que para el hombre moderno es una catástrofe, llegando a convertirse en tema de honras fúnebres.

El vituperio, la declamación soez y procaz, las incursiones indelicadas en el inviolable santuario de la vida privada, la torpe imitación del elefante que entra en estampida a la cristalería, las pérfidas frases calumniosas prenden en las entrañas y allí encienden un volcán de pasiones irreprimibles.  El que quiera conocer al dedillo, y bien a las claras, la forma lenta, pero enérgica, en que se urde y trama en el trasfondo obscuro del alma, merced a la intriga y a la frase malévola, el drama sangriento solo que lea las páginas del Otelo de Shakespeare y contemple allí al funesto Yago en acción.

Que no  aguarden a que sigan creciendo las llamas del fuego, porque podrían llegar solo al patético instante de recoger las cenizas.  Que no se olvide que muchas veces el naufragio y el caos arrastran consigo inclusive a los que lo provocan y que actuar como el antiguo sabio tiene su límite.

Sunday, July 31, 2016

Reflexiones paternalistas.


Pienso que una de las funciones más delicadas a las que tuvo que enfrentarse Dios en su empresa fue saber acertar con buen tino la elección de sus colaboradores.  Nos narra el evangelio que en una pequeña ciudad de Galilea llamada Nazaret  a una virgen que tenía por esposo a un hombre de la casa de David, llamado José.   Habiendo entrado el Ángel en su casa le dijo:   “Dios te salve, llena eres de gracia; el Señor es contigo y bendita tu eres entre las mujeres.  Darás al mundo un hijo a quien pondrás por nombre Jesús.   A lo que la humilde virgen respondió:  Hé aquí la sierva del Señor: cúmplase en mí su voluntad,  según tus palabras.  El Ángel se separó entonces de ella y el Hombre-Dios se formó entonces por el Espíritu Santo en el casto seno de María.  Lo que describo está sometido a exégesis.

Lo que quiero llamar la atención, en ocasión de la celebración del Día del Padre  -una verdad tan de bulto, tan axiomáticamente obvia-  es la responsabilidad que recayó sobre los hombros de José cuando se le confirió la protección tanto de la Virgen María como también la del hijo de Dios.   Es de tanta magnitud y transcendencia lo que antes describo que considero que la figura de San José ha sido soterrada,  quien asumió una actitud proteccionista sobre todo ante la defensa del Salvador para que Herodes, quien unía la crueldad del tigre y la astucia de la vulpeja, había resuelto deshacerse del nuevo Rey y no pudiese lograr su cruel propósito.   Todas las calamidades y sacrificios por las que pasó José protegiendo a Jesús y a María le deben de dar el fecundo adjetivo de lo que es un verdadero padre

Haciendo un poco de psicólogo, como quien pretende poner  una pica en Flandes, sobre el arquetipo del padre dominicano sostengo, lo primero es que solo ven a la mujer como objeto de deseo.  Es la mujer dominicana la que queda abandonada a su suerte junto a su prole porque la  República Dominicana  ha sido siempre un país de hombres fugitivos, de padres que abandonan a sus hijos y que no se hacen cargo de nada porque se amarran a la incansable carrera del potro del alcohol.    Parecería que este es un problema latinoamericano.   El Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, afirmaba que para los mexicanos, es mucho más interesante y significativo tener una buena relación con la madre que con el padre, porque ella simboliza la subsistencia.

No obstante, me pregunto: ¿Es que el hombre dominicano se aclimató a la pigricia o es que la sociedad de los opulentos se ciñe un corpiño de encajes a la delicada y blanca garganta de una bella dama sin importar la suerte que corren los de abajo, los desheredados de la fortuna o los hombres de a pie?  Con esta pregunta quiero aclarar: Yo en esto hago mía la divisa de Andes Maurois: ni opongo ni propongo: simplemente, expongo.

Ahora bien, si estimo con toda sinceridad que la falta de oportunidades que existe en nuestra sociedad es por mucho la causante del paternalismo irresponsable y que hay gentes, que anclados en sus treces, piensan que la riqueza es una característica absoluta de un grupito de bienhallados que no conlleva ningún tipo de responsabilidad social.

Tuesday, July 26, 2016

El honor en una sociedad con moralina.


La historia de la Revolución Francesa está llena, colmada de esos coloridos episodios, como lo demuestra la biografía de Mirabeau, unos forjados, otros hijos de la demagogia y otros productos de la ignorancia incluso de gente de abolengo como lo era Noailles.

Es de todos bien sabido, que muchas de nuestras actuales costumbres nos vienen como herencia de las sociedades europeas, sobre todo por esa xenofilia inveterada de nuestros ancestros.  De las diversas relaciones que el hombre establece con sus congéneres en virtud de las cuales estos depositan en aquel su confianza, formándose de él una buena opinión, surgen varias clases de honor.  En primer lugar, podemos mencionar el honor burgués, en segundo lugar el honor del cargo que obliga los compromisos adquiridos y por último el honor al comportamiento sexual.  El honor burgués se basa en la suposición de que respetaremos incondicionalmente los derechos ajenos y que jamás recurriéremos al empleo de medios injustos o ilícitos en nuestro beneficio.  Solo se pierde a consecuencia de un único hecho que atente de forma evidente contra él.   Una condena criminal que sea justa.  El honor perdido es irrecuperable, a menos que su pérdida se deba a un error, como la calumnia o la falsa apariencia.  Por eso existen leyes contra la calumnia, los pasquines y contra la injuria.  Muy bien lo expresaban los griegos: “El insulto es una calumnia breve”, expresión que, sin embargo, no aparece en lugar alguno.  Quien insulta demuestra que no tiene nada real y verdadero que aducir contra el otro, pues de ser así, lo enunciaría mediante premisas y dejaría la conclusión a cargo de los oyentes; mas en lugar de hacerlo así, muestra la conclusión y adeuda las premisas.

Solo mediante la calumnia es posible un ataque al honor desde fuera; el único medio para defenderlo es la refutación acompañada de la publicidad necesaria y  del desenmascaramiento del calumniador.  El honor de un joven es un crédito, sin embargo, el de los más ancianos puede comprobarse por sus actos que lo han confirmado a lo largo de su vida.  Es por eso que el respeto que los hombres sienten hacia los cabellos blancos sea algo innato, un sentimiento instintivo.  Solo los canallas de la peor laya pueden ignorar las venerables canas.

En relación al honor del cargo, no tendría yo otra cosa que decir que aquello que ya es conocido, cumplir con los compromisos adquiridos.    En cuanto al honor sexual, nuestra sociedad la ha dividido según su naturaleza, en masculino y femenino, y por ambas partes es un espíritu corporativo muy comprensible.  El segundo, es el más importante de los dos, porque en la vida femenina las relaciones sexuales poseen mayor importancia.  El honor femenino es, si se habla de una joven que aun no se ha entregado a ningún hombre y si se trata de una mujer casada, que solo se ha entregado a su marido.   La importancia de esta opinión descansa en lo siguiente: el sexo femenino exige y espera todo de un hombre, absolutamente todo cuanto desea y necesita, el masculino solo desea del otro, ante todo y directamente, una cosa.  A cambio de eso, al sexo masculino le toca encargarse del cuidado de todo, principalmente de velar por el bien de los hijos surgidos de la unión entre ambos.  Para que el pacto tenga vigencia, es necesario que el sexo femenino sea firme y demuestre un espíritu corporativo.  La mujer por su naturaleza necesita de la protección del hombre que gracia a la preponderancia de sus fuerzas corporales y espirituales se debería hallar en posesión de todos los bienes de la tierra.  La sociedad obliga al sexo femenino que vele por el espíritu corporativo de todos sus miembros.  En consecuencia, cualquier joven femenina que mediante una relación ilícita comete traición, es principalmente, por los miembros de su mismo sexo,  recibe un castigo moral porque al generalizarse su comportamiento estaría poniendo en peligro el bienestar del genero entero y con su ejemplo desengaña a los demás hombres al mostrarles el fracaso del pacto sobre el que descansa la salvación de todo el sexo femenino.   Que insulso anatema.  Lo que resulta curioso es que la Revolución Francesa –revolución burguesa, al cabo- al imponer por acción directa este tipo de axioma carga sobre la palabra “honor” en sentido general una moralina  sembrando valores carentes de justicia y promoviendo la desigualdad.

Saturday, July 23, 2016

Anatomía de un crimen.


La muerte, su fúnebre Majestad la muerte, ha entrado de improviso, sembrando a mansalva la angustia y la consternación, en todos los hogares de la vasta familia dominicana.   La enérgica protesta que brota con ímpetu del trasfondo de los espíritus, descansa en la convicción de un grupo  feminista que protestaron ayer frente al Palacio Nacional para llamar a exigirle al Senado de la República que restablezca la despenalización del aborto por causales y sin ninguna traba. 

La práctica del aborto, que para nadie es un secreto, se viene realizando a hurtadillas – a cencerros tapados- en cubiles “clínicos” de la periferia, no tenía el derecho de arrebatar tanta existencia en flor, a crear vacios imponderables –que luego mares de lagrimas no pueden llenar- en mozas que granaban al sol primaveral de las ilusiones.

Las causales siempre existirán porque hemos dilatado en dar una respuesta a una sentina de homicidas inescrupulosos, carentes de conciencia y de sensibilidad humana en una sociedad que los margina, que les deja sin oportunidades haciendo de la ociosidad la madre de todos los males.   Pero me pregunto: ¿Acaso es el aborto la respuesta a este mal social que nos ahoga?  ¿Es  el aborto la forma con que una madre debe enfrentar el misterio divino de traer al mundo una criatura con algún tipo de  diferencia que sus semejantes?  ¿Es el aborto la respuesta rápida que  debe asumir una madre al poner su vida en riesgo ante la acción  divina y sublime de la creación de la vida?  Todos los delitos que se oponen a la existencia, como son los homicidios de cualquier género, el genocidio, la eutanasia, el aborto o el mismo suicidio voluntario, todos ofenden la dignidad humana y ciertamente están en contradicción con el honor debido al creador.

Pero lo que más me hace enarcar las cejas, es el hecho que precisamente esta protesta venga de un grupo  feminista.  ¿Es ese el legado que dejara  Virginia Woolf o Clara Campoamor –la primera en el campo literario y la segunda en la política- cuando de una forma ineluctable enhestaron el pendón de la igualdad de los derechos de la mujer y el hombre? No.   ¿En qué parte de nuestro orden jurídico se le confiere el hombre el derecho de decidir a su voluntad sobre la vida de su prole y que la mujer quiere igualar?  En ninguna de sus partes.

Es como un leitmotif cada vez que surgen estos temas, la prohibición del uso de métodos anticonceptivos que enturbian las fuentes de la vida, fuentes que deben quedar siempre abiertas, sin que sea permitido sellarlas, como no sea utilizando  los procedimientos que aprovechan las disposiciones providenciales insertadas en la misma naturaleza y en la nativa estructuración biológica femenina.

Como siempre cuando se tocan estos temas aparecen un grupo de glosadores, habladores, gárrulos y farragosos que querrán que me ponga el nodal en el cuello.  Les respondo que no malbaraten inútilmente sus infecundos e inoperantes adjetivos porque de todos modos, en los momentos actuales es a la regla de oro de la prudencia a la cual hay que atenerse y acato.

Se detiene uno aquí y le salta a la mente la frase de Virgilio, el de “La Eneida”: repta el áspid entre las flores, latet anguis in herba.

Saturday, July 16, 2016

Terroristas Noúmenos.


Resalta, con fuerza de evidencia, el clima de inseguridad que vive el mundo que gradualmente y sin detenerse se va a la carrera formando.   Ningún país, por hermético y bien guardado en su intimidad, representa a lo que parece, obstáculos insalvables para el crimen osado e inescrupuloso de los terroristas.

Creo, muy humildemente, que un elemento para comprender la psicología de estos radícales yihadistas es por un momento calzarnos sus cáligas.    Decía Shopenhauer que  todo lo que hacemos como  todo lo que dejamos de hacer, tenemos en cuenta la opinión ajena y del temor a ella veremos surgir al menos la mitad de los desvelos y angustias que hayamos sufrido.   Y para ilustrar lo dicho por Shopenhauer, les relato un pasaje tomado del Times con fecha de 31 de marzo de 1846, acerca del informe exhaustivo sobre la  ejecución de un tal Thomas Wix, un artesano aprendiz que asesinó a su patrón por venganza:

“En la mañana del día señalado para la ejecución, el reverendo capellán de la prisión fue a reunirse previamente con el condenado.  Pero Wix, aunque se comportaba con tranquilidad, no mostraba ningún interés por sus exhortos, antes bien, su única preocupación parecía ser la de mostrar una extrema valentía ante la multitud que iba a presenciar su ignominioso fin.  Y lo consiguió.  Hallándose en el patio que debía cruzar para llegar hasta el patíbulo, elevado junto a la cárcel, dijo: ¡Pues bien, como decía el doctor Dodd, pronto conoceré el gran misterio!  Aunque tenía las manos atadas, subió las escaleras del cadalso sin ninguna ayuda; una vez allí, hizo unas reverencias a derecha e izquierda dirigidas a los espectadores,  a los que la multitud allí reunida correspondió en recompensa con ensordecedores muestras de aplauso y jubilo!”   Es decir, teniendo ante los ojos a la muerte no pensaba más que en la masa de papanatas congregados y en la opinión que iba a dejar en sus cabezas. 

Estos terroristas radicales sufren del síndrome Kantiano de los Noúmenos que se caracteriza entre otras cosas: La realidad está en si mimos, nunca los podremos conocer, son independientes de las masas, los conoceremos tal como se nos presenten, es decir, como “fenómenos” y toda causa tiene un efecto.

Donde les quiero conducir en este paseo, parecido al que Aristóteles hacia con sus alumnos los peripatéticos, es que el efecto publicitario -como resultado de la rapidez con que viaja la información- lejos de alertarnos sobre los peligros que acechan, lo que provoca   en la psicología de esos criminales es  una especie de placebo que los hace lucir ante la muchedumbre como famosos dignos de admiración e imitación.  Si no corregimos, mutatis mutandis, siempre habrá muchos seguidores de naturaleza levantisca, díscolos que buscarán asociarse e imitar la acción de estos extremistas como cuando los tirios  arremetían contra los troyanos.

Friday, July 1, 2016

La virtud de saber vivir.


Ha sostenido Bergson –con gran acopio de regocijantes y convincentes ejemplos- que la risa tiene su causa y raíz en el enérgico y violento contraste que crea la desproporción.   Tomo el concepto de sabiduría de la vida en el sentido de hacer de la vida lo más dichosa posible;  el método para lograrlo puede llamarse           “edemonología”: ciencia que trata de la existencia feliz.

Un gigante con atiplada voz de fémina histérica hace estallar al punto de los mecanismos psicológicos de la hilaridad.  Nos resulta cómico un buen hombre que a nivel de la calle, tocado de un bombín muy diesciochesco, con un cúmulo de libros bajo el brazo, se proclama, muy en serio y en carácter, Doctor de la Escuela Médica de París, ciudad que no ha visto ni en estampas.

En efecto, para el bienestar del hombre y su existencia, es más importante lo que está en su interior o lo que procede de él.  Aquí procede de manera directa su dicha o su desdicha.   De su interior viene su sentir, querer y pensar; mientras que todo lo que se sitúa fuera de él solo ejerce una influencia indirecta.

Es por esta razón y no por otra, que idénticos acontecimientos externos afecten de forma diferente a cada uno de nosotros.  El mundo en que se vive depende, ante todo, de la interpretación que se tenga de él, la cual es distinta según sea el enfoque de  las diferentes cabezas.  Se habla siempre y mucho que las cabezas de los hombres es como una casa de cristal.  Pero cuando nos asomamos comprobamos que son ciertamente cristales…..pero ahumados.

Nadie hubiera esperado, así de turbias andan las cosas, que en una comunidad como la nuestra, se hayan disparado los índices de suicidios, feminicidios y asesinatos de toda índole principalmente entre mozas núbiles, madres que se sienten descaminadas y sin brújulas que dejarían con pasmos a los profetas de catástrofes.   La psicología en este tipo de acontecimientos juega un papel importante.  Mientras, el melancólico ve una escena de tragedia donde el sanguíneo observa un conflicto interesante y el flemático algo sin importancia.

Sin embargo, tampoco deja de ser cierto que cada quien esta embutido de su conciencia como lo está en su piel y solo vive en ella y de que tan fuertes o sin moralina sean sus bridas.  En conclusión, todo esplendor y todo gozo reflejados en la conciencia de un necio resultan pobrísimos frente a la conciencia de un Cervantes cuando escribía Don Quijote encerrado en una incómoda prisión.  Por eso dice Goethe: “Pueblo, siervos y señores /proclaman a no dudar/ que la dicha mas cumplida/ de los hijos de la Tierra/ es la personalidad.