Monday, May 2, 2016

Horizontes comunes.


Hubiese sido para mí un ejercicio de extrema arrogancia tratar de comenzar este artículo de la misma forma que Cervantes inició ese clásico de la literatura española el “Quijote” diciendo:   En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…. Sin embargo,  es muy difícil porque ni tengo esa categoría de escritor, ni voy a escribir sobre ficción, ni  aventuras de caballerizas.   Mi único interés es retratar una situación social que no  debe tomarnos despreocupados y que obliga a los dominicanos a cerrar  diferencias y cicatrizar heridas al finalizar el proceso electoral para elegir los priores  para que luego de este tiempo esa peculiaridad no cree una distancia entre nosotros ni nos mantenga enfrentados.

Después de mayo, los dominicanos estaremos avocados a entrar a la senda de los entendimientos.  En la obra literaria de Hans-Georg Gadamer, puntualiza muy claramente que esto solo es posible si logramos una “fusión de horizontes”.   Si deseamos encontrar y acordar una verdad común a todos, aún vengamos de distintos grupos (gobernantes y gobernados) necesitamos una “fusión de horizontes”, lo que es la condición preliminar para iniciar un proyecto de nación, sin importar banderías políticas o si hemos transitado historias separadas que deberemos  echar a un lado para beneficio del país en la búsqueda de un futuro común hacia el desarrollo y el progreso.

En ese laboratorio compartido, los dominicanos  conscientemente o no, de buena gana o no, deberemos poner todos nuestros esfuerzos conjuntos, amalgama de valores e ideales que sean útiles para el beneficio de la sociedad.

Se trata de un trabajo prolongado, de lento progreso: no se esperan resultados inmediatos.  Sin embargo, el proceso y los resultados podrían acelerarse si todos contribuimos de forma coherente y consciente a fusionar los horizontes.  Algunos escépticos me leerán con incredulidad, sin embargo, creo que en lo que no podemos caer es en una división parecida a  la Florencia de la Edad Media entre gibelinos y güelfos que retrasó su entrada al “Renacimiento” y que por más de una ocasión le quiso ganar terreno a Dante y la divina comedia.

Lo que debemos tener en cuenta para lograr este objetivo común y el cual lo describió en el lenguaje de la calle,  Dante Alighieri en su obra la Monarquía:  “Que los seres humanos se enfrentan unos con otros porque creen que les falta algo; su respuesta era un gobierno justo que ayudase a los pobres, al desarrollo de las ciudades y carentes de ambiciones privadas”.  Un modelo de justicia social  acompañado de demandas viejas pero hasta ahora insatisfechas  y articular nuevas será el fin último que nos conduzca a la senda planeada.  Por lo que al final, ninguno de los grupos podrá reclamar que ha sido ignorado o pasado por alto y nadie podrá incitar al enfrentamiento aduciendo que se les negó injustamente el reconocimiento o que no se les concedió suficiente atención.

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