Primero decídete por escribir. Luego por leer. Cuando escribes sentirás como si llegastes a un cuadrivio, tienes que pensar correctamente, ser original, tener ideas claras y usar la palabra. Adentrarte en la lectura, te sitúa en una zona de confort porque leer es pensar con la cabeza del otro y no con la propia. La lectura debe ser el sucedáneo del propio pensar. Entonces, tienes que hacer marcha atrás y empezar a pensar. El pensar te lleva a producir ideas. De dónde sacas las ideas? De un paseo en el parque, de un estado emocional, una vivencia o un sentimiento. El mundo exterior se encarga de fecundar el espíritu pensante. Solo cuando concretizas ese pensamiento propio asociado a un buen estilo puedes permitirte el lujo de abandonar la ociosidad de la pluma. Entonces vuelves y escribes, te detienes y lees nuevamente para volver alimentar la fuente de los pensamientos propios que hasta en las mejores cabezas se ha de secar hasta que el proceso se va volviendo repetitivo y natural. Es entonces cuando dejas de ser un filósofo libresco y pasarás a ser un escritor original.
Crear la conciencia entre los dominicanos apartidistas que debemos mantener una preocupacion continua por la decadencia politica, socio-economica y moral de nuestro pais. No juzgamos personas ni destruimos reputaciones. Solo buscamos prestar un servicio publico y desinteresado a la patria que nos vio nacer. Nuestras armas son las ideas y el dialogo para enviar el siguiente mensaje: "Los dominicanos que no hacemos proselitismo politico de manera activa somos mas".
Thursday, May 19, 2016
Por los caminos del pensamiento.
Primero decídete por escribir. Luego por leer. Cuando escribes sentirás como si llegastes a un cuadrivio, tienes que pensar correctamente, ser original, tener ideas claras y usar la palabra. Adentrarte en la lectura, te sitúa en una zona de confort porque leer es pensar con la cabeza del otro y no con la propia. La lectura debe ser el sucedáneo del propio pensar. Entonces, tienes que hacer marcha atrás y empezar a pensar. El pensar te lleva a producir ideas. De dónde sacas las ideas? De un paseo en el parque, de un estado emocional, una vivencia o un sentimiento. El mundo exterior se encarga de fecundar el espíritu pensante. Solo cuando concretizas ese pensamiento propio asociado a un buen estilo puedes permitirte el lujo de abandonar la ociosidad de la pluma. Entonces vuelves y escribes, te detienes y lees nuevamente para volver alimentar la fuente de los pensamientos propios que hasta en las mejores cabezas se ha de secar hasta que el proceso se va volviendo repetitivo y natural. Es entonces cuando dejas de ser un filósofo libresco y pasarás a ser un escritor original.
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