Sunday, May 8, 2016

La Catedral de Guadalupe.

Si la memoria no me traiciona, con el canto de las alondras de la mañana, hace tiempo atrás recuerdo haber trepado las empinadas escalinatas del altozano justo en frente de la Catedral de Guadalupe.

En ese momento solo me interesaba tener una mejor vista de sus torres, chapiteles y el beffroi del campanario para dar erotismo a mi cámara y dejarle probar la carne de semejante majestuosidad eclesiástica y seglar.

Durante el ascenso, mi yunque comenzó a ceder más no realicé un pare hasta alcanzar la cima donde con gran dificultad pude arribar. fue el resultado de la ola humana lo que de repente cambió mi razón, al ver a los desahuciados de la fortuna, de enjuto rostro y secos de carne peregrinar en búsqueda de esa esperanza que sólo la Virgen les podía dar.   Grande fue mi decepción al no haber encontrado en esa multitud a ningún bienhallado con semejante actitud.



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