En ese momento solo me interesaba tener una mejor vista de sus torres, chapiteles y el beffroi del campanario para dar erotismo a mi cámara y dejarle probar la carne de semejante majestuosidad eclesiástica y seglar.
Durante el ascenso, mi
yunque comenzó a ceder más no realicé un pare hasta alcanzar la cima
donde con gran dificultad pude arribar. fue el resultado de la ola
humana lo que de repente cambió mi razón, al ver a los desahuciados de
la fortuna, de enjuto rostro y secos de carne peregrinar en búsqueda de
esa esperanza que sólo la Virgen les podía dar. Grande fue mi decepción al no haber encontrado en esa multitud a ningún bienhallado con semejante actitud.

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