Hoy debemos darle gracias al Señor, que nos concede el don de
iniciar otro tiempo cuaresmal. Tiempo
propicio para que el amor de Dios llegue a nuestros corazones que nos llene de
humildad y al mismo tiempo orar por los enfermos que postrados en una cama no escogieron
sus dolencias.
Siento que no hay un solo dominicano que no se sienta
sobrecogido por el anuncio de los médicos y enfermeras que anuncian un paro de
24 horas, siempre por las mismas causas: mejores condiciones laborales, mejores
salarios, más inversión al sector. Y
entendemos que todos y cada uno de estos reclamos son justos pero que carecen de
humanismo al dejar de lado el juramento Hipocrático y se atenta contra la salud
de los más necesitados.
Un ciudadano en la plenitud de la existencia, en la flor de
la vida, con esposa e hijos posiblemente con esplendidas perspectivas, no
requiere de 24 horas para pasar al sepulcro.
La vida es algo tan indeleble, que la frontera que la separa de la muerte, apenas
es un segundo que se puede cruzar con la
misma facilidad con que el Masacre se pasa a pié.
Es que hay profesiones que se escogen por vocación y no
pueden estar sujetas al afán de lucro.
Es que los médicos y enfermeras no estaban de acuerdo con sus doctrinas
cuando pasaron largos años de su vida quemándose las pestañas en universidades
para luego asemejarse a tener el don
exclusivo del Señor de los cielos? La curación de un semejante.
El sentido humano, el “No
Mataras”, el religioso respeto a la vida está por encima de toda diferencia económica
o discrepancia política. Se puede faltar a este mandamiento por comisión o por omisión.
No podemos permitir que se prolongue esa desidia por la vida
humana de algunos sectores porque no todos estamos locos. Los dominicanos debemos reeditar el eterno
caso del drama español: Quién mató al Capitán Pedro Crespo? Fuenteovejuna, todos a una. A todos nos compete el velar por la vida. Si la salud de una nación está sujeta a una
continua alteración, si un enfermo se siente inseguro ya de por sí y encima le agregamos perpetuas zozobras y si
este conflictivo estado de cosas se hace normal, entonces, estamos jugando con
fuego. Y en sus llamas, igual que en una
hoguera inquisitoria, podríamos arder todos.
Por Dios! Ya es hora
de que recapacitemos.
No comments:
Post a Comment