Saturday, February 13, 2016

San Pedro de Macorís.


De tarde en tarde, me gusta con el crepúsculo esperar la noche haciendo una imitación de los franceses que poetizan sus ciudades y provincias bautizándolas con nombres musicales de los ríos a cuyas riberas se levantan y me he atrevido a apellidar a esa linda provincia del Oriente próximo del país como “Macorís del Mar”.

Y esto lo hago porque no puedo despojarme del todo de la vena lirica que riega, mansa, nuestra sensible y sosegada naturaleza por este bello país.  San Pedro de Macorís es más que un pueblo que sirve a cualquier dramaturgo como fuente de inspiración para formular una poesía vindicativas del hombre que se mueve afanoso entre cañas y bueyes.

Su gente apenas abandona las orillas de Higuano se convierte en pujantes empresarios, en planificadores sólidos e imaginativos, en comerciantes aventajados, en deportistas de estrellato, sesudos financistas, en fin,  han demostrado ser ciudadanos de conocimiento cosmopolita.

La Sultana del Este con un aire corpulenta y oreada ya tiene una importante termoeléctrica,  una zona franca, fábrica de cemento, cooperativas pesqueras, un estadio de beisbol con su propio equipo,  universidades, centros turísticos, ingenios azucareros que me hace pensar que si todos estos proyectos se derraman en beneficio de sus hombres y mujeres, el pueblo de Copito Mendoza estaría como se dice del “otro lado del charco” y  su futuro seria una consolante y positiva realidad.

Lamentablemente, a esta altura del juego no podemos llamarnos a engaños y San Pedro de Macorís no llama la atención de los que tienen el poder de decisión e inversión.  Si eso no se obtiene tendremos que continuar con la mala fortuna como eterna compañera.  Y no quisiera que se me tilde de escéptico.

Miriam mi criada me invitó a pasar las fiestas de Semana Santa en un campo de San Pedro con su familia para presenciar la fiesta de los gagás, que valga la aclaración no es lo mismo que ir a ver a Lady Gaga,  aunque  en ambos veas a un grupo de personas llenas de colorido, moviendo la cintura a ritmo de támbores, fotutos, caracoles de lambí, tatúas, pitos, e interpretando canciones mágico religiosas.  Es una cultura novedosa.

Es por esta razón que entiendo, los petromacorisanos deben hacer un llamado para que surjan cambios que aunque se toque lo que se esté tocando cuando aparezca el nombre de esta provincia, en lo alto de la breve escalera, nos ataque la frase inicial de la amorosa balada de Irving Berlin:  “I’ ll be loving you…..Always!”

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