De tarde en tarde, me gusta con el crepúsculo esperar la
noche haciendo una imitación de los franceses que poetizan sus ciudades y
provincias bautizándolas con nombres musicales de los ríos a cuyas riberas se
levantan y me he atrevido a apellidar a esa linda provincia del Oriente próximo
del país como “Macorís del Mar”.
Y esto lo hago porque no puedo despojarme del todo de la vena
lirica que riega, mansa, nuestra sensible y sosegada naturaleza por este bello país. San Pedro de Macorís es más que un pueblo que
sirve a cualquier dramaturgo como fuente de inspiración para formular una poesía
vindicativas del hombre que se mueve afanoso entre cañas y bueyes.
Su gente apenas abandona las orillas de Higuano se convierte
en pujantes empresarios, en planificadores sólidos e imaginativos, en
comerciantes aventajados, en deportistas de estrellato, sesudos financistas, en
fin, han demostrado ser ciudadanos de conocimiento
cosmopolita.
La Sultana del Este con un aire corpulenta y oreada ya tiene
una importante termoeléctrica, una zona
franca, fábrica de cemento, cooperativas pesqueras, un estadio de beisbol con su
propio equipo, universidades, centros turísticos,
ingenios azucareros que me hace pensar que si todos estos proyectos se derraman
en beneficio de sus hombres y mujeres, el pueblo de Copito Mendoza estaría como
se dice del “otro lado del charco” y su
futuro seria una consolante y positiva realidad.
Lamentablemente, a esta altura del juego no podemos llamarnos
a engaños y San Pedro de Macorís no llama la atención de los que tienen el
poder de decisión e inversión. Si eso no
se obtiene tendremos que continuar con la mala fortuna como eterna compañera. Y no quisiera que se me tilde de escéptico.
Miriam mi criada me invitó a pasar las fiestas de Semana
Santa en un campo de San Pedro con su familia para presenciar la fiesta de los
gagás, que valga la aclaración no es lo mismo que ir a ver a Lady Gaga, aunque
en ambos veas a un grupo de personas llenas de colorido, moviendo la
cintura a ritmo de támbores, fotutos, caracoles de lambí, tatúas, pitos, e interpretando
canciones mágico religiosas. Es una
cultura novedosa.
Es por esta razón que entiendo, los petromacorisanos deben
hacer un llamado para que surjan cambios que aunque se toque lo que se esté
tocando cuando aparezca el nombre de esta provincia, en lo alto de la breve
escalera, nos ataque la frase inicial de la amorosa balada de Irving Berlin: “I’ ll
be loving you…..Always!”
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